martes, 15 de julio de 2008

Discurso de Kroneberger sobre la resolución 125

El Legislador Daniel Kroneberger fue el único diputado de La Pampa que hizo uso de la palabra en la Cámara Baja, durante la discución por las retenciones móviles.
A continuación le damos la posibilidad de leer el discurso. Para escuchar su intervención en el recinto, pida el audio comunicándose a leandrosallaberry@hotmail.com.
Sr. Presidente:
En pocos meses en este recinto nos encontraremos celebrando, por primera vez en nuestra historia, los 25 años de la recuperación definitiva de nuestra vida constitucional.
No es este el momento de analizar todos esos años, pero tenemos que decir, sin temor a equivocarnos, que estamos atravesando un momento delicado en lo que se refiere a la calidad institucional que le corresponde a una república federal.
La democracia que tanto nos costó conseguir no está siendo amenazada desde afuera como tanto se dice, está siendo diezmada desde dentro, por aquellos que evaden las normas constitucionales, por aquellos que no respetan ni el federalismo ni la potestad de este cuerpo.
No es raro, Sr. Presidente, que éste tipo de ataques genere conflictos, puesto que en estos 25 años algo hemos aprendido.
La resolución ministerial 125 creada, por un ministro de economía incoherente consigo mismo ya que había expresado en un libro de coautoría con Gonzáles Fraga que las retenciones no debían superar el 8% para los productos primarios, fue el detonante de una situación sin precedentes en la historia nacional. Situación que fue atizada con dichos desmedidos.
La crisis expulsó al ministro Losteau y poco a poco, después de varias manifestaciones del pueblo, parecía que el gobierno nacional tomaba conciencia de lo desacertado de su medida.
Así, este parlamento se hace partícipe de la realidad nacional porque, mientras tanto, funcionaba respaldando las medidas tomadas a nivel nacional, totalmente al margen de los acontecimientos que día a día nuestros productores padecían.
Llegó, decía, la renombrada resolución convertida en proyecto de ley. Proyecto en que se le solicita a este cuerpo que simplemente ratifique la voluntad del Ejecutivo.
No sería coherente ni con mis ideas, ni con mi mandato, ni con los pobladores de mi provincia y los del interior de mi país a los cuales represento electo democráticamente, si hiciera eso, Sr. Presidente.
Considero que la resolución, no sólo no debe ser ratificada sino que debe ser suspendida por 150 días a fin de darle a este parlamento el tiempo necesario para la confección de políticas integrales a largo plazo.
¿Por qué sostengo que la medida debe ser suspendida y posterior mente no ratificada?
Porque, Sr. Presidente los efectos de la 125 son y serían, en caso de que sea ratificada, destructores del principio de la prosperidad que han sabido construir y ganarse los hombres de trabajo del interior del país.
Muchos de los que estamos hoy aquí sentados representamos comunidades pequeñas del interior del país y en defensa de esas pueblos es que tenemos que asumir hoy la responsabilidad de defender sus puestos de trabajo.
No es novedad para nadie que la actividad agropecuaria es una gran generadora de empleo, pero también Sr. Presidente puede ser un multiplicador de pobreza, depende de las consecuencias de las políticas que impulsemos.
Si el productor se queda sin rentabilidad no hay movimiento económico en los pueblos, no hay comercios, ni servicios, porque no hay consumo. El productor es la base económica constitutiva de los centros poblados del interior. Sin su impulso se quiebra el flujo comercial local, aumenta el desempleo y se rompe la cadena de pagos. Es decir, distorsiona por completo el sistema económico de las economías regionales.
El resultado es la parálisis total del interior y consecuentemente el despoblamiento.
Solicito la suspensión porque no quiero ver cómo se repite la historia. Parte de la década del 90 fui intendente de Colonia Barón, un pueblo de 3000 habitantes de la provincia de La Pampa.
Personalmente vi como los jóvenes dejaban mi pueblo y los de alrededores por falta de trabajo, y pasaban a engrosar los cordones suburbanos de las ciudades, General Pico o Santa Rosa en mi caso, en busca de alguna changa, de algún sueldito, de algún plan social dejando atrás una fuente inagotable de riqueza y prosperidad como es la tierra o los oficios que ella genera. Esos hijos de hombres de campo, hijos de maquinistas, hijos de talleristas, de camioneros o comerciantes se iban, eran expulsados por la falta de rentabilidad de la actividad.
En estos últimos años, muchos de ellos retornaron y las nuevas generaciones encontraron un lugar en la cadena productiva.
Hoy, desde este lugar, me niego a revivir ese fantasma, me niego a ser partícipe de disminuir la rentabilidad nuevamente a punto de empujar a los productores a esa situación una vez más.
Es este mismo fantasma y son estos mismos recuerdos los que arrojaron a nuestros productores a las rutas.
Conozco bien al productor, conozco bien al chacarero, no especulan, no desestabilizan, reinvierten y por lo tanto defienden lo que con tanto trabajo y angustia se han ganado. Los pequeños y medianos productores no hacen piquetes de la abundancia, gracias si con su renta pueden enviar a sus hijos a la universidad, con el objetivo de lograr un mejor porvenir, pero si seguimos adelante con estas políticas, ni esa satisfacción van a tener los hombres de campo.
Por otra parte, debemos dejar de legislar para el corto plazo. Debemos desde este cuerpo sancionar de una vez las leyes necesarias para establecer políticas para el sector que prevean el futuro de la actividad y la conlleven a un aumento de la cantidad y calidad producida.
La falta de una política de estado a largo plazo, que sea previsible y con reglas de juego claras para el sector agropecuario, nos esta haciendo perder una oportunidad única. Las medidas adoptadas por el gobierno nacional han generado el desaliento en el productor. Sólo la seguridad jurídica, será el trampolín para dar el salto cualitativo en materia agropecuaria.
Con los porcentajes retenidos mediante la aplicación de la 125 estamos desplazando y empujando a los pequeños y medianos productores a la pérdida total de rentabilidad, pérdida que se suma a la inflación galopante y a la suba del precio de los insumos.
Por otra parte, Sr. Presidente, el mantenimiento de la 125 produciría un descreimiento de esta institución, aumentaría la crisis de representación y consecuentemente contribuiría a alterar la paz social.
El hecho es que el hombre de campo, que tanto ya contribuyó a aumentar las arcas nacionales vive en pueblos que con estas medidas van a estar cada vez más empobrecidos. Sin el trabajo del hombre de campo, sin su productividad, se lesiona la cadena de pago, no queremos volver a que se rompa la cadena de pago, no queremos volver a ver que los comercios, las despensas, las ferreterías, los talleres de los pueblo y ciudades del interior tengan que cerrar su persianas como lo hicieron en la década del 90.
Nuestros productores saben muy bien que no se puede hablar de redistribución del ingreso si, el ingreso lejos de distribuirse, se centraliza en un solo lugar, es una cuestión de sentido común. Si queremos hablar de distribución de ingreso, debemos hablar de cómo para la inflación.
Siendo intendente sufrí en carne propia y por ende también los habitantes de mi pueblo la falta de distribución del ingreso. Y es por eso qué hemos aprendido la lección: no se puede hablar de distribución del ingreso socavando las autonomías provinciales y las autonomías municipales.
Hoy como Diputado no quiero más intendentes perdiendo el tiempo en la casa de gobierno, no quiero más gobernadores gestionando obras en la Rosada, quiero intendentes y gobernadores pensando en generar las condiciones necesarias para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Redistribución de la riqueza, Sr. Presidente es sinónimo de recuperar la dignidad y no de cooptación de voluntades.
Así, la implementación de la 125 nos lleva a un Estado unitario que desconoce la potestad de las provincias desdibujando el federalismo e instaurando en su lugar un Estado nacional poderoso y centralista que somete al interior a merced de la obra pública que derraman.
El proyecto presentado por el ejecutivo modificado por el bloque oficialista no resuelve la cuestión de fondo. Este maquillaje no modifica el espíritu, que sigue siendo el mismo: la confiscación.
Por eso pedimos la suspensión por 150 días de la resolución 125 y la elaboración de un proyecto consensuado que contenga políticas integrales y a largo plazo, como ya he mencionado.
No quiero malgastar mi tiempo ni el de los productores ni el del país, discutiendo por un punto más o menos en las retenciones, ni por las pendientes de las curvas, quiero trabajar en un paquete de iniciativas legislativas destinados a rever la coparticipación, a cuidar y reforzar las autonomías.
Yo invito a todos aquellos que califican de golpistas, de oligarcas, de poco solidarios a quienes han manifestado su descontento con la resolución a que recorran algunos pueblos de mi provincia como Colonia Barón, Winifreda, Eduardo Castex, General Pico, Santa Rosa, que recorran desde el norte de mi Provincia empezando por Realicó, hasta el Sur terminando en Jacinto Araoz, pasando por Santa Isabel o 25 de Mayo, para que constaten que no hay allí más que hombres de trabajo, que no han tenido más remedio que salir a las rutas para demostrar su legítima preocupación no sólo por la subsistencia familiar, sino también por la suerte de sus pueblos y sus ciudades.
Como dije anteriormente, no quiero intendentes o gobernadores recorriendo los despachos de los legisladores para revertir esta situación, los deseo recorriendo sus municipios o provincias en busca de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, como así tampoco quiero a los productores y chacareros al borde de las rutas, los queremos en sus campos, trabajando la tierra, y produciendo cada día más y reinvirtiendo en nuestro país, en definitiva lo que han hecho siempre, y lo que deseamos que sigan haciendo.
Para terminar Sr. Presidente, quiero decir que estoy plenamente convencido que de aprobarse el proyecto impulsado por el oficialismo fracasaremos en el objetivo que este cuerpo se ha propuesto: pacificar efectivamente al país y lograr la concordia de todos los argentinos.

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